sábado, 26 de marzo de 2011

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20:34 hrs.
Cubierta del yate

Alondra se encuentra recargada contra el barandal de la borda comiendo una manzana. El viento sopla fuertemente alborotando su cabello.
El sonido de las olas y el viento se ve súbitamente interrumpido por el sonido de un celular.


- Bueno.


- ¿Alondra?


- Si.


- ¿Cómo te encuentras? Hablé a tu casa pero nadie me respondió


- No estoy en casa.


- ¿Cuándo regresas? ¿podemos vernos?


- No se cuando vaya a regresar. Estoy muy lejos, de viaje de negocios.


- Alondra ¿Con quién hablas? - una voz masculina surge detrás de ella.


Ella voltea sobresaltada.


- ¿Eh? No… con… nadie Alan. Estaba consultando mi saldo - afirma al momento que esconde el teléfono instintivamente.


- ¿Tu saldo? No me digas que aun usas prepago 


- ¡Siii! ¿tu crees? - ríe - A poco no suena muy anticuado. Pero con eso de que la red de la compañía celular "de todo México" falla constantemente prefiero controlar lo que pago - sarcásticamente expresa.


- Tu siempre tan ocurrente - Alan lanza una carcajada. Se recarga en la barandilla mirando hacía el cielo negro - Esta muy bella la vista pero ¿no quieres entrar un momento?


- Claro que si. Vamos. ¡Que empiece la fiesta! - contesta Alondra subiendo la voz.


Dentro de su bolsa abierta, por la bocina del celular aún se oye una voz: - ¿Qué dices? ¿Alondra? ¿Sigues ahí? ¿Alondra?…

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